En el mundo de la educación, nos encontramos con desafíos que afectan el aprendizaje y el desarrollo de los niños. Uno de ellos es el Trastorno Negativista Desafiante (TND), un trastorno del comportamiento que se caracteriza por patrones persistentes de ira, hostilidad y desobediencia. El TND mantiene un cuadro constante de comportamiento negativista, desafiante y hostil, dirigido principalmente hacia figuras de autoridad. Afecta a niños y adolescentes, y puede tener consecuencias significativas si no se aborda adecuadamente.
Para el niño | Para la familia |
Problemas en el desarrollo social y emocional: Dificultades para formar y mantener amistades, baja autoestima, aislamiento social, aumento del riesgo de depresión y ansiedad. Problemas académicos: Dificultad para seguir instrucciones, problemas de concentración, bajo rendimiento escolar, aumento del riesgo de abandono escolar. Problemas de comportamiento: Conductas agresivas, impulsivas y desafiantes, aumento del riesgo de involucrarse en actividades delictivas o de abuso de sustancias. | Aumento del estrés y la tensión familiar: Conflictos frecuentes, dificultades en la comunicación, sensación de impotencia y frustración. Problemas en la dinámica familiar: Dificultades para establecer límites y normas claras, relaciones tensas entre padres e hijos, hermanos y otros miembros de la familia. Dificultades en la vida social: Aislamiento social, rechazo por parte de otras familias, dificultad para participar en actividades sociales. |
A nivel internacional, el TND afecta a entre el 2% y el 6% de los niños en edad escolar. En España, las estadísticas apuntan a una prevalencia similar, con un 3,4% de niños entre 5 y 17 años diagnosticados con TND.
Un trastorno negativista desafiante no tratado en la infancia, puede empeorar hacia un trastorno de conducta (disocial). El trastorno negativista desafiante, a diferencia del trastorno de conducta, suele iniciarse en la infancia y raramente se diagnostica pasada la adolescencia. Es necesario hacer una detección precoz y un diagnóstico preciso para no llevarse a equívocos en casos de niños con TDAH y TEA.
¿Cómo detectarlo e identificarlo?
Las señales del TND pueden confundirse o querer interpretarse como un niño con mal carácter y difícil, pero es importante que las familias y educadores estén atentos para poder identificarlas a tiempo. Algunos de los indicadores más comunes incluyen:
- Comportamiento oposicionista y desafiante: Discusiones frecuentes con adultos, negación a seguir reglas, comportamiento rencoroso y vengativo.
- Enfado e irritabilidad: Berrinches frecuentes en los niños más pequeños y tremendos enojos en los más mayores, dificultad para controlar el temperamento, respuestas emocionales intensas ante situaciones cotidianas.
- Comportamiento molesto: Tendencia a molestar o irritar a otros de forma deliberada, culpabilizar a los demás de sus errores.
- Conductas disruptivas: Mienten frecuentemente y tienen manifestaciones que pueden ser agresivas.
Estos síntomas deben persistir durante al menos seis meses y afectar la interacción con figuras de autoridad.
Diferenciando el TND de las Rabietas y del Trastorno de Conducta
Si bien las rabietas y el TND comparten algunas características, como la ira, la frustración y la desobediencia, existen diferencias de duración e intensidad que permiten distinguirlos:
• Rabietas: Son episodios breves y explosivos, generalmente duran menos de 20 minutos. La intensidad de la emoción puede ser alta, pero suele disminuir rápidamente.
• TND: El comportamiento negativo es persistente y duradero, presente en diferentes contextos y durante un período prolongado (más de 6 meses). La intensidad emocional puede ser variable, pero no siempre es extrema.
El TC tiene en común con el TND el desafío a la autoridad, los episodios de ira, las mentiras, la culpabilización ajena, la falta de asunción de la propia responsabilidad pero existen características fundamentales que distinguen al TC que son un incumplimiento grave de las normas como pasar la noche fuera, absentismo escolar… Peleas o amenazas a los demás, crueldad física a personas o animales. Destrucción de la propiedad y/o robos. Importante destacar que el menor con TND sufre y sí que tiene la percepción de que no se está comportando adecuadamente y como que no puede o le cuesta un tremendo esfuerzo contener su rabia, sus justificaciones sin sentido y sus mentiras.
¿Cómo podemos ayudar a los menores?
- Establecer Metas de Forma Anticipada: Fijar metas progresivas para las tareas que se niegan a realizar. Premiar los logros con recompensas adecuadas.
- Verbalizar lo que Sucederá: Contarles lo que va a suceder en cada momento ayuda a estructurar su rutina y reduce la resistencia.
- Empatizar con Ellos: Comprender sus emociones y dificultades puede facilitar la comunicación.
- Hablar en Positivo: Enfocarse en lo que se espera que hagan en lugar de lo que no deben hacer.
- Reforzar Verbalmente las Buenas Acciones: Elogiar sus logros y esfuerzos positivos.
- Dar Opciones: Permitirles tomar decisiones dentro de límites razonables.
- Ser Consecuentes: Cumplir con lo que decimos y establecer rutinas con apoyos visuales.
- Libertad para Jugar: Permitirles jugar a lo que les apetezca dentro de lo seguro.
- Evitar Hablar sobre su Comportamiento en su Presencia: No centrar la atención en su negativismo.
Las consecuencias del TND no son inevitables. Si se identifica y se aborda a tiempo, con intervenciones adecuadas, los niños con TND pueden aprender a manejar sus emociones y comportamientos, desarrollar relaciones saludables y alcanzar su máximo potencial. Es importante que los padres, educadores y profesionales de la salud estén atentos a las señales de advertencia y busquen ayuda si la necesitan. Te animamos a escuchar a nuestra Doctora en Psicología, Nuria Ros, en La Tarde con Marina para ampliar la información sobre el tema. En Dide.org somos expertos en detectar potencialidades y dificultades educativas, emocionales y comportamentales de forma temprana para poder intervenir. Puedes acceder a la herramienta de diagnóstico en este enlace.