En Dide.org, estamos comprometidos con el bienestar del menor y con aportar a las familias, y a la comunidad educativa en general, herramientas que permitan darle un apoyo integral, no solo en el ámbito académico, sino también en el emocional y social. En este sentido, es importante abordar el análisis del impacto que una enfermedad grave en el entorno familiar puede tener sobre el menor.
Efectos de la enfermedad en el menor
A pesar de que los datos existentes cambian en función de la consideración variable de la gravedad de la enfermedad, según la Encuesta Nacional de Salud 2020, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 12,3% de los niños y adolescentes de 0 a 19 años en España vive en hogares con al menos un miembro con una enfermedad crónica. Además, el 6,3% de los niños y adolescentes vive en hogares que tienen como mínimo un miembro con una enfermedad grave o limitante.
A la hora de establecer las posibles repercusiones que la existencia de una enfermedad grave pueden tener sobre el menor, distintos estudios realizados por psiquiatras, psicólogos y pediatras, apuntan que, entre los más comunes, se encuentran:
- Problemas emocionales: Ansiedad, tristeza, miedo, ira, culpabilidad.
- Dificultades conductuales: Agresividad, aislamiento, cambios en los hábitos de sueño y alimentación.
- Disminución del rendimiento académico: Desconcentración, falta de motivación, dificultades de aprendizaje.
- Problemas físicos: Dolores de cabeza, fatiga, enfermedades somáticas.
Identificando las señales
Es importante que tanto las familias como los educadores estén atentos a las señales que puedan indicar que un menor está siendo afectado por la enfermedad de un familiar. Estas señales pueden ser sutiles e incluso manifestarse de manera indirecta, por lo que es crucial prestar atención a cualquier cambio en el comportamiento, estado de ánimo o rendimiento académico del menor.
Asimismo, existen algunas recomendaciones que pueden ayudar a familias y educadores a brindar apoyo a los menores que se encuentren en esta situación:
Para las familias
- Comunicación abierta y honesta: Mantener una comunicación abierta y honesta con el menor sobre la enfermedad del familiar, utilizando un lenguaje sencillo y acorde a su edad.
- Expresión de emociones: Brindar un espacio seguro para que los niños puedan expresar sus emociones y sentimientos relacionados con la enfermedad.
- Mantenimiento de rutinas: En la medida de lo posible, mantener las rutinas diarias del niño, ya que esto les proporciona estabilidad y seguridad.
- Tiempo de calidad: Dedicar tiempo de calidad para estar con el niño o la niña para jugar, realizar actividades juntos y brindarles afecto.
Para los educadores
- Sensibilidad y comprensión: Mostrar sensibilidad y comprensión hacia la situación del menor y de su familia.
- Flexibilidad: Ser flexible en cuanto a las necesidades del estudiante, permitiendo adaptaciones en las tareas escolares cuando sea necesario.
- Comunicación con la familia: Mantener una comunicación fluida con la familia para estar informados sobre la situación del estudiante y ofrecer apoyo coordinado.
- Detección temprana: Estar atentos a las señales que puedan indicar que el menor está siendo afectado por la enfermedad de un familiar y derivarlo a los servicios de apoyo emocional o psicológico que ofrezca el centro educativo.
- Recursos de apoyo: Brindar al menor y a la familia información sobre recursos de apoyo emocional y social disponibles.
En conclusión, es fundamental que tanto las familias como los educadores trabajen en conjunto para brindar apoyo integral a los menores que se ven afectados por la existencia de una enfermedad grave en su entorno. Mediante la aplicación de las pautas adecuadas, podemos contribuir a que los menores superen este difícil momento y continúen con su desarrollo emocional, social y académico de una forma favorable.
Te animamos a escuchar a nuestra Doctora en Psicología, Nuria Ros, en La Tarde con Marina para ampliar la información sobre este tema. En Dide.org somos expertos en detectar potencialidades y dificultades educativas, emocionales y comportamentales de forma temprana para poder intervenir. Puedes acceder a la herramienta de diagnóstico en este enlace.